Un grupo de investigadores presentó en la Universidad Santa María La Antigua (USMA) los resultados del proyecto de investigación “Claves del éxito para una educación de calidad”, que fue apoyado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT).
Los investigadores analizaron seis factores que inciden en el desempeño de los estudiantes: la motivación, el clima escolar, la autoestima, la participación ciudadana, la resiliencia y los hábitos saludables.
“Este proyecto se inició hace dos años a través de una convocatoria pública de SENACYT dirigida a ex becarios, para ayudarlos a su reingreso a Panamá”, expresó la Dra. María Heller, de la Dirección de Aprendizaje de dicha institución.
“El objetivo era identificar los factores que pudieran condicionar o afectar los resultados del rendimiento académico de las escuelas primarias seleccionadas, e identificar las respuestas de la comunidad educativa a los resultados adversos o al éxito, como factores para orientar hacia el desarrollo de la educación de calidad”, añadió la Dra. Heller.
Para este trabajo, los investigadores utilizaron los datos de la prueba TERCE (Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo) de la UNESCO, que es la más importante de la región y evalúa el desempeño escolar en tercer y sexto grado de escuela primaria en las áreas de Matemática, Lenguaje (escritura y comprensión en lectura) y, para sexto grado, Ciencias Naturales.
“Al entender los factores que afectan la educación vamos a poder tomar mejores decisiones”, dijo Heller.
El Ingeniero Juan Planells Fernández, rector de la USMA, destacó que el problema más grave que debe enfrentar el país es la educación. “Investigar es la fórmula para poder tomar decisiones racionales en este campo, presentar políticas públicas que aborden el tema con una conciencia clara de su dimensión, para hacer diagnósticos bien fundamentados y científicamente manejados”.
El Dr. Luis Carlos Herrera, uno de los investigadores, mencionó que para el estudio escogieron ocho casos, escuelas que obtuvieron un alto puntaje en la prueba TERCE y otras que sacaron un puntaje muy por debajo de las demás, para analizar las variables que pudieran influir en los resultados tan asimétricos.
“La misma población que respondió TERCE en tercer grado en este momento está en sexto grado, así que le dimos un seguimiento. No sabemos qué escuelas son porque la base de datos que nos facilitó el Ministerio de Educación (Meduca) se compone de números y códigos. La información de los colegios solo la tiene el Meduca”, dijo el Dr. Herrera.
Establecieron una matriz con escuelas oficiales y particulares de distintas áreas educativas, en zonas urbanas, rurales y de difícil acceso. Un aspecto que le llamó la atención a los investigadores fue que en el caso de la comarca gnäbe, el tejido social es más fuerte. “Parece que las condiciones de adversidad generaron un mayor mecanismo de solidaridad entre el centro educativo y la comunidad”, expresó el Dr. Herrera.
El clima escolar, según explicaron los expertos, tiene que ver con la percepción que tienen los actores del sistema educativo respecto al ambiente, las personas y la estructura. Esta percepción tiene un efecto en el rendimiento y la satisfacción. Por ejemplo, impacta en que el estudiante permanezca en la escuela y en su bienestar y desarrollo socioafectivo, así como en la motivación de los docentes para que sus alumnos alcancen los objetivos.
Con base a los datos de la prueba TERCE, en los centros de bajo puntaje hay un menor sentido de seguridad, que tiene que ver con la seguridad personal y de sus objetos, con la posibilidad de dejar cosas en el salón, etc.
El equipo de investigadores, conformado por el Dr. Herrera, la Dra. Virginia Torres-Lista, las Magíster Markelda Montenegro y Elisa Rivera, y las Licenciadas Gabriela Noriega e Ida Gálvez Amores, concluyó que la educación panameña se ha concentrado en el contexto cuantitativo del aprendizaje y recomendaron analizar el aprendizaje en sus varias dimensiones, vinculando también el componente emocional.
Comprobaron que hay diferencias marcadas entre las escuelas según su ubicación geográfica, y entre las escuelas particulares y las oficiales en lo que respecta al clima escolar, motivación y hábitos de vida saludable. En ese sentido, recomendaron realizar acciones para mejorar el currículo académico, las estructuras y la capacitación de los docentes, atendiendo a las necesidades de los centros educativos.
Los estudiantes con una alta motivación tienen más características y efectos protectores para lograr sus metas académicas.
Según los investigadores, existe evidencia teórica que indica que los niños con un nivel más alto de autoestima tienen mayores características positivas, como la creatividad, capacidad de valorarse, ejecutar tareas y enfocarse en logros académicos, mientras que aquellos con baja autoestima tienen una actitud más derrotista y se enfocan más en el fracaso escolar.
Los investigadores recomendaron propiciar ambientes en donde los alumnos puedan desarrollar su creatividad y el pensamiento crítico para que se motiven ante el proceso de aprendizaje.
Señalaron, además, que se debe retomar en la educación la equidad de género, el enfoque de derechos humanos, la integralidad, la inclusión y la multiculturalidad. Se le debe brindar a los estudiantes espacios para ejercer sus derechos, historia, cultura e identidad, ya que estos elementos forman parte de la motivación, de la autoestima y contribuye a que la sociedad tenga comunidades resilientes.
Melva Palacios de Mon, vicerrectora de investigación y extensión de la USMA, resaltó que, producto de esta investigación, se realizaron cuatro tesis, tres en el área de Psicología y una en Comunicación Social. Se generó una guía o manual de buenas prácticas en el aula y un libro en formato digital. También se publicó un artículo científico en una revista canadiense indexada de educación.