Panamá, 25 de octubre de 2019. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó la presentación del estudio “Diagnóstico de la Educación Superior en Panamá”, en el marco de tres eventos que se realizaron entre el 24 y 25 de octubre de 2019 con la intención de que actores del sistema educativo universitario, así como tomadores de decisión y miembros del sector privado conocieran los resultados de este análisis que arrojó fortalezas y desafíos de la enseñanza superior en el país.
Dicha investigación ofrece una apreciación de la medida en que las instituciones de educación superior en Panamá están brindando una formación de calidad y de qué manera está adecuada a las demandas de la economía.
El estudio, que incluyó un análisis cualitativo y cuantitativo, estuvo a cargo de los consultores internacionales. Ellos fueron la Dra. Liz Reisberg, investigadora en el Centro de Educación Superior del Boston College (Massachusetts, Estados Unidos); y el Dr. Pablo Lavado, profesor e investigador de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú).
La investigación que llegó a producir este diagnóstico se llevó a cabo el año pasado, y estuvo basada en la revisión de documentos e informes oficiales, documentos e informes realizados por terceros; entrevistas, así como referencias y bibliografías internacionales.
En el marco de la jornada se realizó, primero, una presentación a miembros del Consejo de Rectores de Panamá; luego, se llevó a cabo un evento abierto a todo público que tuvo como tema principal “La formación de capital humano: repensando la carrera universitaria”; seguido del taller “El futuro ya llegó”, en el que participaron rectores, vicerrectores, decanos y directores universitarios. Durante estos tres eventos se generaron insumos que serán de utilidad para complementar la versión final del análisis.
El Dr. Víctor Sánchez Urrutia, Secretario Nacional de la SENACYT, participó en esta jornada haciendo alusión a que es necesario que la educación panameña se transforme. “Tenemos que empezar a construir universidades que se dediquen más a la investigación porque eso es lo que crea el acceso al conocimiento”.
En el marco de la jornada, el Dr. Juan Carlos Navarro, especialista de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del BID, abordó sobre el auge de los bootcamps, que son programas de entrenamiento intensivo en tecnologías digitales con una duración aproximada de 3 a 6 meses, que buscan que las habilidades y trabajos de alta tecnología dejen de ser exclusivamente para ingenieros o matemáticos formados en el área, abriendo así la posibilidad de una carrera en tecnología a otros que no tienen una formación en ese sector.
RESULTADOS
En cuanto a las fortalezas encontradas, la Dra. Reisberg aprovechó su intervención para indicar que “la diversidad del sistema educativo panameño es una riqueza, ya que hay universidades de distinta índole”. Así mismo, destacó que existe talento entre profesiones e investigadores, y un gran compromiso en la educación universitaria.
Sin embargo, la debilidad más importante que arrojó el diagnóstico fue que el sistema educativo superior es “demasiado rígido”, que el currículo cuenta con muchas materias obligatorias para que el estudiante se gradúe, y que los planes de estudios no cuentan con flexibilidad para experimentar otras áreas. Otra preocupación encontrada es la desarticulación del sistema educativo superior en Panamá.
Entre los cambios necesarios al plan curricular, destacó que se necesita mayor flexibilidad, así como dedicar más atención a competencias digitales y habilidades blandas. Así mismo, el estudio encontró que se necesita ofrecer más oportunidades para la práctica desde el inicio hasta el final de la carrera universitaria, que incluyan pasantías y proyectos aplicados al mundo real, integrando así la educación formal con la experiencia para participar en la educación continua.
En cuanto al sistema educativo superior, la Dra. Reisberg agregó que se requiere “más coordinación entre los sectores”.
Como parte del Diagnóstico de la Educación Superior en Panamá, el Dr. Lavado realizó un análisis del retorno por la inversión en educación superior en el país entre 1995 y 2017, y señaló que el mismo ha estado disminuyendo. “El retorno de la educación superior consiste en comparar cuánto gana un egresado universitario en comparación con un egresado de la educación secundaria, básica o una persona sin estudios, y lo que hemos visto es que ha estado disminuyendo”.
Ante este panorama, la investigación planteó cinco hipótesis. La primera es que se ha dado un crecimiento exponencial del número de universidades en Panamá. “El sistema de educación superior en Panamá experimentó en la década de 1990 una expansión de la oferta sin precedentes: el número de universidades pasó de 6 en 1990 a 38 hacia 2018, lo que ha podido generar una heterogeneidad, una diversidad en la calidad de las universidades, que no necesariamente están produciendo universitarios de alta calidad”, dijo el Dr. Lavado.
La segunda hipótesis es que los profesionales que se han estado graduando no han estado alineados con lo que demanda el mercado laboral. “El crecimiento económico en Panamá ha estado fundado en construcción y en servicios; sin embargo, ha habido una misma producción de egresados universitarios en las carreras tradicionales”.
La tercera hipótesis es que se ha dado un aumento de estudiantes mujeres en las universidades, lo cual es positivo, pero una vez finalizan las carreras, por alguna razón cultural o de discriminación, estas mujeres se están empleando en profesiones que no son tan remuneradas como aquellas que son optadas por los varones.
La cuarta hipótesis es que se ha observado una alta demanda por trabajadores no calificados en comparación a los trabajadores calificados. Esto ha ocurrido porque fundamentalmente “el crecimiento económico de Panamá se ha sustentado en la construcción, por lo que egresados universitarios no han estado encontrando trabajos para lo cual ellos han estudiado.
Una quinta hipótesis es que ha registrado una alta inmigración, “una alta entrada de extranjeros en Panamá, quienes en mayor proporción han estado ocupando cargos más altos (directores, gerentes, etc.), que son más remunerados”.
“Todo esto ha redundado en una caída del retorno por la educación superior en Panamá. Ante este panorama lo que se recomienda es tratar de alinear la educación a lo que demandará el mercado laboral en el futuro, es decir, diseñar carreras de innovación y tecnología para que se puedan adaptar los currículos, y así las profesiones y las expectativas de los panameños”, reflexiona el Dr. Lavado.
Sobre la SENACYT: La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), es una institución autónoma cuya misión es convertir a la ciencia y a la tecnología en herramientas para el desarrollo sostenible de Panamá. Nuestros proyectos y programas están enfocados en potenciar el desarrollo científico y tecnológico del país y de este modo, cerrar la brecha de la desigualdad y fomentar un desarrollo equitativo que mejore la calidad de vida de los panameños.
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