Por la seguridad de los niños a bordo
Las colisiones de vehículos de motor representan el 30% de todos los fallecimientos relacionados con lesiones en menores de 20 años globalmente. Desde 2018, estos accidentes han causado unas 1.35 millones de muertes en el mundo, y constituyen la primera causa de mortalidad en niños con edades comprendidas entre los 5 y 14 años.
América Latina y El Caribe no escapan de esta realidad. En estas regiones la tasa de mortalidad en niños entre 5 a 14 años por accidentes de tránsito es casi el doble que el promedio mundial.
Un instrumento clave para disminuir estas lesiones y fallecimiento son los sistemas de retención infantil, aquellas sillas o dispositivos utilizados para transportar recién nacidos y niños en los vehículos, que previenen hasta un 90% las lesiones infantiles graves, así como hasta un 75% de la pérdida de vidas en menores.
Tomando en cuenta esta situación, desde hace más de cinco años investigadores del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, quienes son miembros del Sistema Nacional de Investigación de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), estudian este problema en el país, logrando generar evidencia en un estudio realizado en 2016 que en Panamá los niños menores de 5 años son 4 veces más vulnerables a morir en accidentes de tránsito que los niños que viven en países con una regulaciones más estrictas sobre el uso de sistemas de retención infantil, como España.
Ahora, estos investigadores han realizado un nuevo estudio epidemiológico relacionado a las muertes ocurridas en niños menores de 14 años en países centroamericanos relacionadas a accidentes de tránsito, con el fin de poder evidenciar este problema de salud pública en la región centroamericana.
EL ESTUDIO
Los investigadores Virginia Núñez-Samudio, Iván Landires, Francisco Mayorga-Marín y Humberto López Castillo desarrollaron un estudio epidemiológico sobre el problema de salud pública que representa la muerte infantil por accidentes de tránsito en Centroamérica, específicamente en Panamá, Costa Rica y Guatemala, los únicos países de la región con datos oficiales comparables y disponibles públicamente durante el periodo del estudio. La data analizada abarcó los casos registrados entre 2012 y 2015.
Los resultados fueron publicados en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health el 23 de diciembre de 2020.
El objetivo de la investigación fue describir y comparar las características de las muertes por colisiones de vehículos a motor en niños menores de 14 años en Centroamérica, además de estimar las tasas brutas de lesiones, letalidad y mortalidad relacionadas con las colisiones de vehículos a motor.
La investigación arrojó que entre 2012 y 2015 un total de 12,020 niños entre 0 y 14 años sufrieron lesiones por colisiones de vehículos a motor en Panamá, Costa Rica y Guatemala. De estos, un total de 431 niños fallecieron, explica la Dra. Virginia Núñez-Samudio, investigadora del Instituto de Ciencias Médicas.
Los accidentes más frecuentes fueron aquellos ocurridos por colisión y atropellos, ya que ambos representaron más del 85% de todos los casos.
Panamá arrojó la más alta mortalidad (proporción entre el número de fallecidos en una población durante un determinado periodo de tiempo y la población total en ese mismo período). Así mismo, en el istmo y Guatemala se reflejó la más alta letalidad (cociente entre el número de fallecimientos por una causa y el número de afectados por esa causa en dicho período).
Costa Rica presentó las más bajas tasas de mortalidad y letalidad, al ser el único país centroamericano con adecuadas políticas públicas de uso correcto de los sistemas de retención infantil (sillas de seguridad).
Aunque varios factores juegan un papel en la prevención de las colisiones de vehículo a motor entre los 0 a 14 años de edad, los investigadores encontraron que de los 3 países estudiados, Costa Rica era el único país que implementa una política sobre el uso correcto de los sistemas de retención infantil y fue la nación que resultó con las tasas más bajas de lesiones, mortalidad y letalidad relacionadas con estos accidentes, indica la Dra. Núñez-Samudio.
En este sentido, la científica reflexiona que en Panamá “se hace necesario adoptar reglamentaciones de seguridad vial cónsonas con la reglamentación internacional”.
En palabras del Dr. Iván Landires, las investigaciones realizadas por el grupo han demostrado que las muertes de menores de edad por accidentes de tránsito en Panamá son un problema de Salud Pública grave que puede y debe ser solucionado a través de políticas públicas que protejan al menor, como es el caso del uso obligatorio de los sistemas de retención infantil (sillas de seguridad).
“El problema que hemos demostrado con nuestros estudios es que en Panamá hay una falencia en la obligatoriedad del uso de los sistemas de retención infantil, lo cual tristemente desemboca en las altas tasas de mortalidad por accidentes de tránsito cuando se le compara con otros países latinoamericanos como Costa Rica, según muestra nuestro último estudio”.
REGULACIÓN
Al momento de transportarse en vehículos de motor, los bebés y niños requieren un sistema de retención infantil según su estatura y peso a lo largo de su desarrollo, diseñados para protegerlos en caso de un siniestro vial, frenado violento, maniobras bruscas, que se abra una puerta durante el desplazamiento o alejarlos de la estructura del vehículo, dispersando la fuerza del impacto.
Con el objetivo de establecer la obligatoriedad de su uso en niños menores a 150 centímetros de estatura, en Panamá se encuentra en discusión del anteproyecto de ley 166 presentado el 5 de octubre de 2020 por la Fundación Educación Vial, el Instituto de Ciencias Médicas, investigadores y sociedad civil, que busca regular los sistemas de retención infantil en el asiento trasero de los vehículos particulares de acuerdo a su estatura y peso con el fin de garantizar su seguridad.
En 2017, los investigadores presentaron un proyecto de ley que regulaba el uso de los sistemas de retención infantil, “pero el mismo fue vetado por el expresidente de la República Juan Carlos Varela debido a presiones de los gremios de taxistas que se negaban a comprar la silla. Desde el año pasado, en conjunto con representantes de la sociedad civil hemos presentado como iniciativa ciudadana un nuevo proyecto de ley que esperamos esta vez pueda ser aprobado en la Asamblea y refrendado por el presidente de la República”, subraya el Dr. Landires.
Los sistemas de retención infantil, que comprenden desde asientos de seguridad para bebés y niños más pequeños, hasta asientos elevados para niños mayores, constituyen la intervención a nivel individual más crítica para reducir las muertes por colisión de vehículos de motor, explica la Dra. Núñez-Samudio.
“La correcta utilización de los sistemas de retención infantil en vehículos reduce la mortalidad por colisión de vehículos de motor en un 71% en los menores de 1 año; entre un 54% y un 80% en los de 1 a 4 años; y en 19% en niños de 8 a 12 años. Sin embargo, aunque existen declaraciones de consenso internacional sobre el uso de sistemas de retención infantil, las regulaciones locales para su uso varían ampliamente entre los países de América Latina”, recalca la investigadora.
En Panamá, actualmente el artículo 127 del Reglamento de Tránsito Vehicular contempla que los menores de 5 años no podrán viajar en asiento delantero del vehículo excepto en vehículos de una sola cabina, y en el caso de menores de 2 años que viajen solos en el asiento trasero deben hacerlo utilizando una silla que garantice su seguridad y permita su fijación a la misma”.
En este sentido, el Dr. Landires considera que en el istmo es “urgente” que se regule el uso de los sistemas de retención infantil ya que estos han demostrado proteger a los menores de edad en caso de un accidente. “Son precisamente los menores de edad los más vulnerables en un accidente debido a que su desarrollo cognitivo no les permite reaccionar como lo hacen los adultos, y su anatomía, huesos y cabeza son más frágiles lo que los hace más proclives que los adultos a recibir lesiones graves. Por otro lado, los costos en atención en salud de las víctimas de accidentes de tránsito son astronómicos en el mundo, y Panamá no escapa a esta realidad por lo que con simples gestos como el uso de los sistemas de retención infantil podríamos reducir la carga de costos en atención hospitalaria y en sufrimiento prevenible en los pequeños y sus familias”.
Como la evidencia científica generada por este equipo hasta el momento se ha basado en los fallecidos en el momento del accidente, estos investigadores se encuentran desarrollando otros estudios utilizando data de aquellos que fallecen en el hospital luego de días y meses después del accidente como consecuencia de las heridas, y además están recabando información de las secuelas y la carga de discapacidad resultante en quienes logran sobrevivir pero con secuelas graves.
“Quiero preguntarle a los adultos que conducen un auto y a quienes van en el puesto del copiloto: ¿qué es lo primero que hacen al momento de subirse a un automóvil? ‘Colocarse el cinturón de seguridad’ será la respuesta, por supuesto. Entonces, ¿por qué no les damos esa misma oportunidad protectora a nuestros hijos en términos de un sistema de retención infantil adecuado para su talla y peso?”, concluye el Dr. Landires.