Panamá, 18 de septiembre de 2019. La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) realizó el conversatorio “25 años de investigación sobre el águila harpía, lo que hemos aprendido”, en el cual participaron tres pioneros en la conservación de esta especie, la bióloga Karla Aparicio, la Dra. Indra Candanedo y el Dr. Eduardo Álvarez Cordero.
En Panamá, los estudios sobre el estado de nuestra ave nacional se iniciaron en 1991, como condicionante a un acuerdo de colaboración entre The Peregrine Fund y el entonces Instituto de Recursos Naturales Renovables (INRENARE), donde la Dra. Indra Candanedo, laboraba en ese momento como Directora Nacional de Áreas Protegidas y Vida Silvestre.
Durante el conversatorio se hizo un recuento de los inicios de la investigación del Ave Nacional de Panamá, los avances logrados y los retos que enfrentan los investigadores, quienes aplican un modelo de conservación que han desarrollado a lo largo de su larga trayectoria de cooperación internacional, localmente y en otros entornos de las Américas.
“Fue importante la visión y la mística de la Dra. Indra Candanedo, hace 25 años, de traer a Panamá el programa de campo que se había iniciado en Venezuela”, destacó la Magíster Aparicio, quien, desde la década de 1990, ha trampeado, marcado y monitoreado a distintos ejemplares del águila harpía, utilizando anillos, telemetría y, más recientemente, drones y cámaras en los nidos de harpías y del águila crestada.
“Con el apoyo del Dr. Eduardo Álvarez, se estableció un vínculo con el experto en vida silvestre Ron Magil, de Estados Unidos, quien logró recaudar los fondos para hacer lo que hoy día es el Recinto del Águila Harpía en el Parque Municipal Summit. Paralelamente, surgió el Patronato Amigos del Águila Harpía, sumando a más personas en este gran proceso de conservación”, reflexionó Aparicio.
La bióloga panameña ha dedicado grandes esfuerzos a la educación ambiental, especialmente en las escuelas y en comunidades indígenas y rurales que habitan cerca de los bosques. Actualmente, continúa generando valiosa información científica sobre los hábitos y comportamiento de las rapaces, en compañía de su equipo y, ahora, bajo el paraguas de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, la cual preside.
Por su parte, el Dr. Eduardo Álvarez Cordero, venezolano de nacimiento y residente en los Estados Unidos, contó su experiencia en Venezuela y Panamá. Graduado de zootecnista, realizó estudios ambientales en los proyectos hidroeléctricos del Río Caroni en Venezuela. Allí estudió la fauna de vertebrados de la Región Guayana, y por primera vez, en 1985, se encontró con el águila harpía. En 1988 se trasladó a los Estados Unidos e hizo un doctorado en la Universidad de Florida. Su investigación sobre la biología y conservación del águila harpía en Venezuela y Panamá fue auspiciada por la organización The Peregrine Fund. Posteriormente, Álvarez y su equipo fundaron la oenegé Earthmatters.org.
El proyecto en Venezuela, liderado por el veterinario Pilar Alexander Blanco, recibió el “Oscar Verde”, el premio 2017 de conservación del Whitley Fund for Nature (Inglaterra).
Las tres exposiciones abordaron la necesidad de fomentar estudios de largo plazo sobre especies paraguas, como el águila harpía, y los desafíos que enfrentan. La falta de financiamiento sostenido empuja a los investigadores a buscar fuentes ingeniosas de financiamiento y a establecer redes de intercambio de información
con otros científicos que laboran en campo y con expertos locales de las comunidades donde habita esta extraordinaria ave rapaz.
En este sentido, se resaltó la necesidad imperiosa de implementar programas de educación ambiental cuando hay comunidades cerca de los nidos y promover programas de ecoturismo controlado como fuente de pequeños ingresos para las comunidades. De igual forma, indicaron la necesidad de formar una nueva generación de jóvenes científicos nacionales y extranjeros que continúe dichas investigaciones, y la necesidad de comunicar ampliamente los resultados tanto a tomadores de decisión, como a la comunidad científica internacional.
“Hoy día, el águila harpía es el Ave Nacional de Panamá y Símbolo de la Biodiversidad en Ecuador, donde mucho tuvo que ver Ruth Muñiz, aquella jovencita bióloga, española, que hace 20 años fue voluntaria en el monitoreo de un águila harpía en el Parque Nacional Chagres, en Panamá. Ella hizo su Doctorado sobre las harpías de Ecuador y continúa con su labor, por lo que también hemos sido motivo de inspiración para otros colegas, que es lo que actualmente hacemos con los nuevos profesionales, los #HarpyFans”, concluyó Aparicio.
Sobre la SENACYT: La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), es una institución autónoma cuya misión es convertir a la ciencia y a la tecnología en herramientas para el desarrollo sostenible de Panamá. Nuestros proyectos y programas están enfocados en potenciar el desarrollo científico y tecnológico del país y de este modo, cerrar la brecha de la desigualdad y fomentar un desarrollo equitativo que mejore la calidad de vida de los panameños.
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