La iniciativa ‘Ventiladores por Panamá’ produjo dos prototipos validados en fase preclínica
La iniciativa “Ventiladores por Panamá”, respaldada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) y que impulsó el diseño y fabricación local de ventiladores mecánicos de emergencia, finalizó con dos prototipos validados en pruebas preclínicas, que están en espera de aprobación clínica en humanos.
“Este es mi proyecto favorito, es histórico y demuestra la capacidad que tenemos, el espíritu innovador y que podemos trabajar en colaboración”, mencionó el Dr. Eduardo Ortega-Barría, Secretario Nacional designado de la SENACYT, durante la clausura de la iniciativa.
Añadió que una ganancia secundaria de este avance científico en Panamá, es que se identificó la necesidad de progresar en el tema regulatorio y bioético, que conduzca a la aprobación de equipos de este tipo fabricados en el país.
Actualmente no existe una ruta regulatoria establecida en el Ministerio de Salud (MINSA) para certificar dispositivos médicos fabricados en Panamá.
“La ciencia, frecuentemente, va por delante del contexto regulatorio o legal que hay que cumplir en el caso de estos dispositivos. Esto se crea en un momento de emergencia sanitaria y hay países que tienen este tema adelantado, pero la discusión regulatoria legal y bioética tiene que ocurrir en Panamá, debemos progresar en la dirección de las naciones desarrolladas y ayudar a los investigadores a que, en otras situaciones similares, podamos reaccionar rápidamente. Los investigadores hicieron lo que tenían que hacer y ahora creo que le toca al sistema responder a los investigadores”.
En ese sentido, expresó que es posible que la SENACYT pudiera organizar un grupo integrado por académicos y personal del MINSA, especialmente de la Dirección de Farmacia y Drogas, para discutir el tema y que se pueda avanzar.
La iniciativa Ventiladores por Panamá surgió a finales de marzo del año 2020, ante la escasez de equipos biomédicos, debido a la alta demanda por la pandemia de COVID-19 y las restricciones internacionales.
A pesar de no contar con fondos propios de investigación, se conformaron varios equipos de ingenieros, investigadores y docentes, quienes con el respaldo de universidades, la empresa privada y algunas instituciones, sumaron esfuerzos y recursos para construir sus prototipos, y así apoyar a las autoridades en caso de que el sistema de salud colapsara, como indicaban las proyecciones para el mes de abril de 2020.
Dos prototipos superaron las pruebas funcionales con maniquíes de simulación médica y con animales vivos. El grupo PSED-AMBU-PLC creó un ventilador que funciona con una bolsa resucitadora (AMBU bag) y el grupo UTP-100P-FC construyó un ventilador de flujo continuo.
La Dra. Alicia Torres, directora del Complejo Veterinario de Corozal de la Universidad de Panamá, indicó que en la fase de estudio preclínico, el complejo apoyó en la preparación del protocolo de investigación en modelo animal y en la obtención del aval bioético.
“El modelo animal porcino se ha utilizado en otros países que ya han desarrollado esta experiencia en producción de ventiladores y se escoge por algunas características fisiológicas anatómicas que lo hacen muy similar al ser humano”, destacó.
Médicos intensivistas de la Caja de Seguro Social, terapeutas respiratorios de la Asociación Panameña de Terapia Respiratoria y médicos veterinarios de la Universidad de Panamá, supervisaron las pruebas, avaladas por el Comité de Ética de la Investigación y el Bienestar de los Animales de la Universidad de Panamá, con autorización del Comité Nacional de Bioética.
El Dr. Rolando Gittens, investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP) y uno de los coordinadores de la iniciativa, señaló que el costo de producción local de estos equipos puede ser menor porque se usan elementos que vienen de aplicaciones industriales, quizás no biomédicas, pero que cumplen con los requisitos de seguridad y protección electromagnética.
Uno de los criterios de diseño de los equipos era que su producción fuera escalable. Se estima que se podían fabricar de 10 a 20 aparatos por semana, en caso de ser necesarios.
El Ing. Paulo Moreira, de la empresa Panama Service Electronics & Distribution (PSED) y miembro del equipo del prototipo PSED-AMBU-PLC, señaló que la iniciativa Ventiladores por Panamá le deja a los estudiantes y futuros ingenieros el mensaje de que, con el conocimiento que se tiene, se podría indagar en otras tecnologías para la fabricación local de otros equipos médicos y para ello, será importante que tengan acceso a las herramientas, equipos y asegurar un stock para darles un empuje.
Durante la clausura de la iniciativa, se informó que todos los diseños, algoritmos, códigos, circuitos e información necesaria para reproducir los ventiladores serán de código abierto y puestos a disposición del público. Además, los equipos adquiridos a través de las donaciones de patrocinadores para desarrollar los ventiladores, incluyendo los compresores de aire médico, analizadores de gases y otros, se van a donar a la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) para establecer un nuevo laboratorio de ingeniería biomédica.